
La creación del lenguaje es consecuencia de la necesidad del hombre por comunicar sus emociones, pensamientos e ideas, de eso no hay duda; pero, la utilización de este lenguaje para explicar al mundo es consecuencia del trabajo intelectivo de las culturas antiguas. El poder creativo del hombre ha desembocado en la articulación de historias que puedan desempeñarse como una explicación semiracional de su naturaleza. Fluye con normalidad la idea de un homo creator en la concepción de un ser que construye estructuras que le permiten explicarse y explicar su realidad, es en este punto donde el mito adquiere valor e importancia. El mito nace como una explicación, como ya se ha dicho, semiracional de los hombres para su entorno natural y su posición en el mundo, utilizando al mismo para ello, “un mito es un tipo de narración que explica o habla de un pasado histórico y sustenta acciones del mundo presente y se enlaza al contexto de un medio de la cultura”1.
Estas culturas míticas, llámese así a las que se explican por medio de los mitos, con sus instrumentos heurísticos logran satisfacer esa imposibilidad de ininteligibilidad que tiene el hombre como una giba congénita de la que nunca se ha podido zafar. El mito es, por lo tanto, cosmogónico. Se desenvuelve en esferas de significación, “(…) el mito constituye un sistema de comunicación, un mensaje. Esto indica que el mito no podría ser un objeto, un concepto o una idea; se trata de un modo de significación, de una forma.”2, todo lo que indica y engarza es una forma que encubre un sentido, un significado; que el hombre es producto de algo, de acontecimientos y seres superiores que han provocado su existencia, véase el caso de toda la mitología3 griega, hindú, china, eslava, celta, incaica, maya, y otras que por la fragilidad de la memoria se escapan en este momento.
En cuanto a la finalidad del mito, se ha explicado que tiene un carácter explicativo, sin embargo, la verdadera función es de convencer a la humanidad de que es cierto: “[…] el mito es fundamentalmente parenético, está cargado de operatividad social e intenta persuadir y sus argumentos racionales son más o menos objetables o aceptables desde el punto de vista lógico”4. Los argumentos racionales están en función a la utilización de elementos conocidos, propios de la naturaleza que maneja cada cultura; a las prácticas y formas de existencia que la caterva pueda entender. ”El mito […] está sustentado por un lenguaje que cristalizan las almas primitivas”5. La verosimilitud en esta actividad mental mítica queda desplazada por la fluidez de la imaginación, la fantasía que compone a los mitos debe ser ampulosa e irracional, incluso, la lógica de las acciones puede ser obviada. Un hecho común que ha hecho pensar a críticos y estudiosos de los mitos es que está construido bajo basamentos humanos, sus formas de vida, y llenados por sus espacios imperfectos, suelen poseer rasgos humanos, como el amor y el odio, sin embargo, las experiencias que desarrollan son paradigmas para el hombre, modelos que debería seguir por voluntad divina “[…] el mito es paradigmático o ejemplar, no en un sentido moral”6. Podría hablarse de un paradigma moralizante en la mitología hindú, sin embargo, en una definición totalizante, esta idea esquiva la mitología clásica griega7, que de por sí es cruenta y crapulenta.
1 MONTALVO, Toro(s/a); “Literatura Peruana. Inca y Colonial”, s/e; Lima, Perú; edit. San Marcos
2 BARTHES, Roland (1999), “mitologías”, 22° edic., México, edit. Siglo xxi editores
3 entendida como “red relatos” cit. 6
4 LÓPEZ IERE, Antonio (2001), “Mito, retórica y poética” recuperado en Revista de Retórica y Teoría de la Comunicación
5 ídem cit.1
6 GARCÍA GUAL, Carlos (s/a), "Mitología y literatura en el mundo griego" recuperado en ALMATEA Revista de mitocrítica
7 Debe entenderse todos esos acontecimientos parricida, filicidas, fraticidas, lascivos que no se entienden como una “mala moral” y que no debe emularse.
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